Muchas veces he encontrado en las lágrimas o en la risa el consuelo que precisaba por haber estado pensando demasiado en mis cosas, o simplemente por haberse tornado negro el día y hacer que me sienta mal, como suele pasar en los días negros..
No comprendo aún por qué soy tan idiota y por qué me siento tan incomprendido teniendo 23 cuando perfectamente podría tener 25, estoy en una época en la que empiezo a terminar mi carrera y en la que me encuentro cómodo con las cosas que hago, me encanta tener el placer de poder disfrutar de mi única abuela viva, sentir su risa y ver sus ojos risueños con mirada de "pilla", inocente y sabia, aunque con mente tocada por el tiempo.. Nunca antes había sentido tanta frustración por dentro por querer estar lejos de mi casa y a la vez cerca, mi madre me da pena, y la comprendo en muchos momentos. La gente me da asco, sobre todo la gente que se entromete en tu vida y quiere controlarte constantemente, como si no tuvieran vida propia y estuviesen pendientes únicamente de lo que haces o dejas de hacer.
No es de extrañar que cuando estás alejado de tus obligaciones y de tu vida normal te sientas un poco descolocado, pero si a ello le agregas problemas pequeños inesperados (quizá minucias sin importancia) que hacen que tu mente no encuentre su tranquilidad y frescura natural ya consigues un terremoto emocional que te trastoca todo entero y te deja con un mal e inevitable sabor de boca, en el que los sentimientos y la razón chocan entre sí..
Odio los días oscuros y odio la oscuridad de la frustración..
No hay comentarios:
Publicar un comentario